Alicante

Viaje por la provincia Alicante del 20 al 24 de junio 2019 

Jueves 20 de Junio: Barcelona a Denia 

Nos alojamos en el mismo centro en el Hostal Loreto, qué menos que dar una vuelta por el casco histórico de Dénia. Es pequeño así que no hay pérdida. Plaza de la constitución, donde está el ayuntamiento, y recorrer la calle principal, la calle Loreto y subida al castillo 
Dénia fue uno de los reinos taifas en los que se dividió el califato de Córdoba en época árabe y eso se tiene que notar: ahí, en lo alto de la ciudad, está el castillo para recordárnoslo. Ascender al castillo para descubrir sus torres, sus muros –aunque pocos, a decir verdad, quedan en pie– y el pequeño museo arqueológico merece la pena pero, sobre todo, hay que subir para admirar la ciudad y el mar desde arriba, como un tiempo lo hicieron los omeyas, aunque entonces hubiera unos cuantos edificios menos. 
Después de subir al castillo, lo ideal es pararse en uno de sus bares a tomar algo o a “tapear” Dénia es el hogar de la gamba roja, es una ciudad con gran cultura gastronómica… sí, pero hay otro motivo de peso para ser considerada una de las capitales gastronómicas de España: aquí se encuentra uno de los mejores restaurantes de la Península y del mundo: el restaurante de Quique Dacosta, con sus tres estrellas Michelin. 
Cenamos en casa Benjamin: Carrer Ramón y Cajal, 14 
Después de cenar vamos al Puerto Marina de Dénia es otra zona por la que merece la pena darse un paseo. Hay unos cuantos bares con terraza, por ejemplo el Zensa, con sus increíbles vistas.


















Viernes 21 de junio de 2019

Denia – Javea – Cala Granadella – Moraira – Calpe 

De Denia a Javea por la CV-736 y así poder ver dos miradores espectaculares el dels Molins y el de Sant Antoni: 

Els molins: A mitad de carretera encontraremos el indicador dels Molins. Se gira a la derecha por un camino de tierra. Medio kilómetro más adelante llegamos al mirador donde destacan unos molinos. Del siglo XIV al S. XVIII se construyeron 10 molinos para moler trigo y otros cereales, aprovechando el “llebeig” que siempre sopla sobre el Cabo San Antonio. Desde este mirador se puede ver el pueblo de Javea, al fondo el Puig de la Llorença en Benitatxel. También se adivina la cresta del Peñón de Ifach y la sierra de Bernia. A la izquierda del mirador podemos contemplar una parte de la costa, la que va desde el puerto de Javea, a la izquierda, hasta el Cap Prim. Es la Bahía de Javea. 



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Sant Antoni: Volvemos a la carretera del Cap de San Antoni y, al final de la misma, nos encontramos con el segundo mirador. A 160 metros de altura se encuentra el Cap de Sant Antoni, prolongación del macizo del Montgó. Separa las poblaciones de Denia y Javea. Hacia la parte de Denia y el faro los cortados son extraordinariamente abruptos, casi verticales. La parte sur, la que da a Javea es mucho más suave. De hecho hay una bonita ruta que sube desde la playa del Tangó o del Pope, la más al norte de la costa de Javea, justo al final del puerto deportivo, hasta este mirador. Y no tiene ninguna dificultad. 

Desde este mirador podemos observar toda la bahía de Javea cerrada por este Cabo y el Cap Prim. Los cuatro siguientes miradores se encuentran en esta bahía, antes de pasar el Cap Prim hacia el sur. 

Bajaremos hasta el puerto por la primera calle que encontramos a la izquierda, la cuesta de San Antonio o también llamado caminito romántico por sus espectaculares vistas. Es una estrecha carretera que circula entre los chalets que hay en la falda del cabo. 
Atravesamos el puerto de Javea y su playa de la grava y, por la costa, por la carretera que va junto a la playa del primer montañar llegamos a la playa del arenal, única playa de arena de toda Javea. Forma una pequeña bahía o entrante. En la punta sur, atravesando toda la playa, se encuentra el mirador del Arenal, este mirador situado sobre unas pequeñas rocas. Desde aquí se contempla la espectacular figura del Montgó. En la otra punta del Arenal podemos ver el Parador Nacional, separado de la playa por el Canal de la Fontana, una de las antiguas desembocaduras del Río Gorgos, hoy convertido en un canal para fondear barcos. Al fondo, sobresale el largo brazo del Cabo de San Antonio, de dónde venimos. 
Javea (Xàbia): Una pequeña población marinera, situada al norte de la Costa Blanca, entre los cabos de La Nau y Sant Antoni. Playas abiertas de grava, pequeñas calas de cantos rodados, una extensa playa de fina arena, acantilados de vértigo. 
Recorrer el centro histórico de Xàbia a última hora de la tarde, es algo imprescindible. Entre sus edificios más notables destacan la Iglesia-Fortaleza de San Bartolomé, de estilo gótico isabelino y declarada Monumento Artístico Nacional, el Ayuntamiento, el Mercado Municipal de Abastos y las ostentosas casas que la burguesía local mandó construir a finales del s. XVIII gracias al comercio de la pasa. Algunos ejemplos son la Casa dels Bolufer, Ca Lambert o la Casa de les Primícies. Otro edificio relevante de la villa es el Museo Arqueológico y Etnográfico Soler Blasco, un palacio gótico del XVII con una magnífica fachada de piedra tosca. 

Tras estas citas obligadas, recorremos sin rumbo fijo el entramado de calles que rodean la iglesia y que fijar la mirada en las fachadas blancas de sus casas, en sus ventanales góticos y en los hermosos enrejados de forja que las decoran. Podemos tomar algo, en una de las terrazas de la Plaça de Baix. 

Un paseo por el puerto 
La silueta en el horizonte de los barcos que traen al atardecer el pescado recién capturado, la serena estampa de Xàbia desde el espigón, la tradicional subasta en la lonja, las antiguas casitas de los pescadores, la puesta de sol sobre el puerto. El barrio marinero conocido como Duanes de la Mar es uno de los lugares que mejor guardan la historia y la esencia de Xàbia. Aquí se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto, un original ejemplo de arquitectura religiosa de vanguardia. Su cubierta, de madera de pino rojo, tiene la forma de la quilla de un barco. Ni que decir tiene que esta zona se pone hasta la bandera por las noches gracias a la variedad de restaurantes y bares de tapeo que alberga. 









Cala Blanca: Está formada por dos calitas contiguas: Caleta I y Caleta II. Su acceso se realiza a pie desde la Avda. Ultramar. Son calas rústicas de grava y roca, de aguas tranquilas y cristalinas.



Cala La Barraca o Portitxol: A esta recoleta cala se puede llegar en coche desde la carretera del Cabo de la Nao o bien a pie desde el Mirador de la Cruz del Portitxol. Frente a la cala está la Isla del Portixol que cuenta con unos fondos marinos muy apreciados por los submarinistas. Un consejo: lleva gafas de bucear y sandalias que sujeten el tobillo para las piedras. 

Cala Granadella: Acceder a ella no es muy fácil pero realmente merece la pena. Se llega en unos 20 minutos en coche a través de una carreterita que se toma desde la Ctra. Cabo de la Nao (la señalización no es muy buena así que hay que fijarse bien para no pasarte el desvío). El trayecto de por sí ya es todo un regalo ya que vas sorteando un espeso bosque de pinos mediterráneos salpicados por elegantes villas. Una vez allí lo que encuentras es una cala rústica de grava, bolos y rocas que se cierra casi totalmente a un mar verde turquesa. Un entorno prácticamente virgen de aguas transparentes con unas pocas casas de colores a su alrededor y algún que otro restaurante. El único inconveniente es que no hay mucho sitio donde aparcar. 
Disfrutamos del baño (hay que llevar escarpines) y comimos en el restaurante Sur de Cala Granadella, 













Ruta de los Miradores 
Uno de los principales atractivos naturales del litoral de Xàbia son las increíbles panorámicas que se divisan desde cada uno de sus quince miradores. Joaquín Sorolla escribió a su esposa, allá por 1896: «Xàbia tiene todo lo que deseo, y más, y si tuvieras lo que yo tengo delante de mi casita, no encontrarías palabras para enaltecerlo, yo enmudezco de la emoción que aún me domina (…). Es el sitio que soñé siempre, mar y montaña, pero ¡qué mar!». 
Y es que durante cuatro veranos, Sorolla quedó prendado de este bello tramo del litoral alicantino que plasmó en más de un centenar de cuadros. Al menos estos tres miradores: el Cap de Sant Antoni, la Creu del Portitxol y el Cap de la Nau, el punto peninsular más cercano a la isla de Ibiza. 
Continuamos en coche hasta Moraira y Calpe, deberemos de volver por la carretera. 
Paradas en Castillo de Moraira, Playa de l’Ampolla, les platgetes, Cala Fustera, cala del Pinets, Mirador del Aula del mar de Benissa, cala de la Fustera, Playa de la Fossa, Las salinas, Baños de la Reina, torre del Molí, Calpe. 






Las Salinas
Situada en el centro del pueblo de Calpa, consta de varias lagunas de agua salada donde se pueden observar un algunos ejemplares de aves majestuosas como son los flamencos, también hay cigüeñas, garzas y patos. Históricamente se ha utilizado esta sal para la conserva del pescado. Actualmente se trata de un área natural protegida. 

Los baños de la Reina
La playa de Calpe esconde parte de su historia, aquí se encuentra un yacimiento romano llamado Los Baños de la Reina. Se cuenta que estas ruinas romanas dentro del mar eran unas piscifactorías de la reina de la época romana, también se habla de que simplemente era un pequeño estanque privado (también de la Reina, por supuesto). 
Justo al lado de los Baños de la Reina podemos encontrar las antiguas Termas Romanas.
Nos alojamos en: HOSTEL SEA & DREAMS CALPE 

Visita a Calpe
El magnífico Peñón de Ifach es la mítica montaña que corona el pueblo frente al Mar Mediterráneo. Tiene una altura de 332 metros, su fauna y zona marina han sido declaradas parque nacional. 
Existe una ruta que lleva desde los pies del peñón a la cima. 
Rodeando el Peñón, encontramos el paseo Príncipe de Asturias que nos permite ver unas vistas magníficas del Mediterráneo, y el peñón desde otro ángulo. Es un camino que se hace muy agradable que parte desde el puerto de Calpe, pasa por el Peñón y acaba en la Cala del Racó. 
En la zona del puerto se concentra gran parte de la magia y del ADN de Calpe. La tradición pesquera es algo que los habitantes del pueblo tienen muy arraigado y forma parte de su patrimonio histórico. Por esta zona, hay una buena cantidad de restaurantes de primera calidad que se abastecen del pescado fresco que llega al puerto.







Sábado 22 de junio de 2019 

Calpe – Altea - Elche 

Desde Calpe nos dirigimos a Altea, a la altura de Altea Hills, encontramos una impresionante Iglesia Ortodoxa hecha de madera, con unas cúpulas doradas. 







Nos dirigimos a Altea Vella, que es una pedanía de Altea, es el origen de la actual altea, cuenta con solo 583 habitantes y está situada en la sierra de Bernia, a escasos 4 km. de Altea, paseamos por las calles empedradas y escalonadas que, en continuo ascenso, nos llevarán hasta la amplia plaza que se extiende junto a la iglesia parroquial, desde la que podemos contemplar bellos paisajes costeros y del interior de la comarca.














A continuación nos dirigimos a Altea, el casco antiguo es una delicia visual por las calles de piedra, las tiendas de artesanía y la arquitectura de las casas con sus tejas azules. Es fácil querer dejarse perder por estas calles, en las que encontraremos algunas plazas muy bonitas como La Plaça de L’Aigua, o la Plaza de la Cruz. 

Estas calles se dirigen hacia la zona más alta donde encontramos la Iglesia de la Señora del Consuelo, que es una de las edificaciones que definen Altea y es conocida como La cúpula del Mediterráneo. Justo al lado de la plaza de esta iglesia podemos encontrar el mirador para ver Altea desde arriba.

























En Altea y en su paseo marítimo empieza en el Puerto y recorre parte de la costa de Altea. En el paseo vamos a encontrarnos un montón de restaurantes donde podremos degustar la gastronomía mediterránea pesquera y arrocera. Las vistas son increíbles y dar un paseo por aquí resulta muy relajante. 
Las playas de Altea son todas de piedras, eso significa que la comodidad no es la misma que las playas de arena, pero esto se arregla con unos escarpines y una hamaca. 
Después de la visita y un poco de playa, comemos en el Chirguito El Cranc”. Playa de la Olla.





Desde Aquí nos dirigimos a Elche. 
Continuamos con la Catedral de Elche, o Basílica de Santa María ofrece la oportunidad de subir a lo alto de su campanario donde tendremos unas magnificas vistas de toda la extensión del Palmeral y de la ciudad de Elche. 
La Basílica de Santa María está ubicada en una de las plazas principales de la ciudad, antaño en su mismo lugar estaba construida una mezquita que tras la conquista de Jaume I en 1265 se edificó un primer templo católico que a lo largo de la historia este templo ha recibido varias remodelaciones y construcciones. 
Como todo edificio lleno de historia tanto en su fachada como en su interior podemos encontrar los diferentes estilos arquitectónicos que van desde el neoclásico hasta el barroco. Su planta es de cruz latina con una gran nave central y cuatro capillas a cada lado con contrafuertes perforados. Sobre el crucero se levanta una gran cúpula, que forma parte del escenario del Misterio de Elche y que en el exterior está recubierta por tejas azules. 
En la Basílica de Santa María se celebra la principal fiesta de Elche, que está dedicada a la Virgen de la Asunción es la “Festa” o Misterio de Elche. Esta celebración consiste en una representación de origen medieval que tiene lugar los días centrales de agosto de cada año en la que se recrea la Muerte, Asunción y Coronación de María. Es totalmente cantada e interpretada por hijos de la ciudad. 
Hemos subido a lo alto del campanario que se accede desde una pequeña puerta situada en el exterior enfrente de unas estatuas de bronce situadas en la plaza. El Campanario, mirador de la Basílica de Santa María de Elche consta de 170 escalones hasta su parte más alta, encontrándose en el recorrido 3 estancias para descansar. Cada una de estas estancias corresponden a las habitaciones donde, hasta los años treinta del pasado siglo, vivió el campanero y su familia. 
Una vez llegas a lo alto del campanario disfrutamos de unas vistas espectaculares de toda la ciudad y del Palmeral de Elche que se extiende hacia el horizonte y forma una estampa impresionante en contraste con las montañas que permanecen a lo lejos como custodios de un misterio.











El palmeral de Elche es sin duda lo más característico de la ciudad de Elche. Su extensión corresponde a toda la superficie de la ciudad. Pero actualmente, es solo en una parte de la ciudad en la que aun no se ha construido, hecho que ha permitido conservar el Palmeral tan histórico. 
Este palmeral con más de 200.000 ejemplares, es el mayor de Europa. El origen del palmeral se remonta al s. X, cuando los árabes trasladan la ciudad a su actual emplazamiento. Es por tanto un sistema de cultivo andalusí, que ha sobrevivido hasta nuestros días. El Palmeral en algunas zonas de la ciudad se muestra más salvaje, en cambio en otras por motivos del crecimiento de la urbe el Palmeral ha desaparecido. 
El palmeral de Elche fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000 por la UNESCO. El principal tipo de palmera que se encuentra es la llamada Phoenix dactylifera que fue llevado allí por los musulmanes cuando ocuparon la Península Ibérica. El museo del Palmeral se sitúa en el Palmeral de Elche, en una casa tradicional del Huerto de San Plácido. El Museo desvela los orígenes, historia, desarrollo y cultura del palmeral, así como los usos y su evolución. 
Dentro de este museo se realizan trabajos de artesanía con la palmera como son los tradicionales ramos de palma que se utilizan en la Semana Santa. 
Hemos visitado el Huerto del Cura en la calle Porta de la Morera, 49. 
Encontramos vegetación típica de la zona y sobre todo lo más especial es que en él podremos encontrar un lugar de paz y tranquilidad. El Huerto del Cura está considerado Jardín Artístico Nacional desde el 1943. Tiene una superficie de 12.000 m2, en el que observaremos gran variedad de cultivos como limoneros, naranjos, granados, palmeras datileras, cactus y demás especies de flores y plantas que confieren a este lugar un aire mágico, relajado y glamuroso. Podremos disfrutar de las flores y sus colores que se encuentran repartidas por todo el Huerto del Cura que conceden al espacio natural elegancia y un toque sofisticado de belleza y reposo. En uno de los rincones cerca de uno de los estanques encontraremos Captus de muchas variedades de tamaños y formas. Pero lo más asombroso de este jardín es conocer una rareza dentro de las especies de palmeras, la Palmera Imperial, es un ejemplar único de palmera datilera con siete brazos nacidos de un mismo tronco que los alimenta.





























Nos alojamos en hotel: Campanile Hotel Elche
Domingo 23 de junio de 2019
Santa Pola – Castell de Guadalest:
Santa Pola, situada en la Costa Blanca. Hasta la llegada del turismo, una de las principales actividades de la localidad era la producción de un preciado condimento, la sal. 
La vista a la isla de Tabarca es una excursión obligatoria, cogeremos el barco en Santa Pola (salidas cada 30 minutos), y en menos de 30 minutos estaremos en la isla. Disfrutamos de un recorrido por la isla y comemos en Los pescadoros, y tomamos como no el famoso Caldero.

































Regresamos y nos dirigimos al Valle de la Gallinera, Castell de Guadalest. Precioso el camino para llegar y una vez registrados en el hotel nos dirigimos a visitar el Castillo de Guadalest. 
El pequeño municipio de El Castell de Guadalest se encuentra en el antiguo camino que unía el interior de la provincia de Alicante con la costa. Hoy ese camino es la CV-70 y une Alcoy con Benidorm. Guadalest forma parte de la red los pueblos más bonitos de España. 
A 24 km de Benidorm y a 38 de Alcoy, en la comarca de la Marina Baixa, podemos visitar este pintoresco pueblo de poco más de 200 habitantes. 
Guadalest está a 500 metros de altitud rodeado por las cimas más altas de la provincia de Alicante. Aitanaal sur, la Sierra de la Xortà y la Serrella al norte, y al este la Sierra de Bernia y el mar. En 1970, a sus pies, se construyó el pantano de Guadalest. El Valle de Guadalest lo forman los municipios de Benimantell, Beniardá, Confrides, Benifato, Abded y el propio Guadalest. Pequeños pueblo de origen árabe que también vale la pena visitar. 
Y es que el Castell de Guadalest fue el norte de Al-Andalus hasta que Jaume I lo conquistó en 1245 para la corona catalona-aragonesa. 
Encaramado sobre un lienzo rocoso que sirve de abrigo y defensa se alza El Castell de Guadalest, uno de los municipios más visitados de España, reflejando sus peculiaridades paisajísticas, históricas, culturales y urbanísticas. 
El Castell de Guadalest es declarado conjunto histórico artístico en 1974 y posteriormente Bien de Interés Cultural. 
El castillo de San José, del S.XI y del que sólo quedan los restos, es de visita obligada. Está edificado sobre una roca en lo alto del pueblo. A sus pies el casco antiguo o la Vila. Una calle construida entre peñascos, y que sólo se puede acceder por las escalinatas de la Costera del Portal, a través de un túnel horadado en la roca. Una fortaleza inexpugnable que dominaba todo el valle y el mar Mediterráneo. 
Las vistas desde la plaza del Ayuntamiento o desde el Castillo de San José son espectaculares. 
Desde la casa Orduña se accede al castillo. Las vistas de la torre y del campanario de la iglesia en lo alto de la peña, con el mar al fondo, son impresionantes. El castillo fue destruido por los terremotos que asolaron el pueblo al final del S.XVII y por la guerra de Sucesión. 
La “Casa Gran” de El Castell de Guadalest o “Casa Orduña” fue construida después del gran terremoto de 1644 que arrasó la comarca y asoló las dependencias del castillo. 
Fue edificada por la familia de estirpe vasca de los Orduña. Vinieron al Reino de Valencia con el Infante Fortuna de Navarra; posteriormente pasaron al servicio de los Cardona, almirantes de Aragón. D. Sancho de Cardona recibió en 1543 el título de marqués de Guadalest. Al gozar los Orduña de toda la confianza de los marqueses, fueron enviados a Guadalest y actuaron durante casi trescientos años como alcaides de la fortaleza y gobernadores del marquesado. 
La casa fue incendiada y saqueada durante la Guerra de Sucesión (1708). En 1756 D. Pedro Antonio Buenaventura de Orduña y García entró en la Orden Militar de Santiago consiguiendo de esta manera acceder al estamento nobiliario. 
La familia procuró a sus miembros, no sólo las relaciones económicas o de influencia social, también la mejor y más sólida formación cultural que era posible adquirir en la segunda mitad del s. XVIII y a lo largo del s. XIX. Entre sus miembros encontramos, fundamentalmente, abogados y militares. 
Las actuales dependencias de la casa, se corresponden con el momento de máximo esplendor e influencia de la familia Orduña ejercida a través de D. Joaquín Mª de Orduña. La decoración se adapta a los gustos estéticos de la burguesía que vivió los cambios políticos de la segunda mitad del s. XIX. Este edificio fue una casa grande en un pueblo pequeño y por tanto, inmersa en un ambiente rural y endogámico muy alejada geográficamente de las influencias de las ciudades importantes. 
La casa ocupa un solar irregular. Por el este se apoya y supera las rocas, por el oeste es vecina de la iglesia parroquial llegando a ocupar espacios encima de las capillas de la parte de la epístola. La edificación se soporta mediante muros de carga de albañilería. Madera, yeso y ladrillos cerámicos forman parte de su construcción. Tiene cuatro niveles y una bodega todos ellos accesibles por diversas escaleras. 
Al lado de la Casa Orduña se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del S.XVIII, de estilo Barroco, atribuida a José Sierra, pero fue remodelada en los años sesenta después de que en la Guerra Civil fuera incendiada y saqueada. 
La iglesia se encuentra en la parte antigua del pueblo, justo al lado de la Casa Nobiliaria de los Orduña, esta edificación fue construida entre 1740 y 1753 sobre el solar del primitivo templo que databa de los tiempos de la Reconquista (siglo XIII), fue incendiada y saqueada durante la Guerra Civil y fue nuevamente remodelada en 1962, acortándose su longitud y variando la planta, de la que desaparecieron el crucero y la cúpula. Entre 1995 y 1996 se acometen obras de reafirmación y decoración interior que pretenden salvar el edificio actual. 
Al final de la calle, en los bajos del Ayuntamiento, se encuentra la prisión del S.XII en lo que antiguamente eran unos aljibes para acumular el agua de la lluvia. 






















Alojamiento: Nasilvana Hotel, es un hotel rural excelente en Benimantell.


Lunes 24 de junio de 2019
Benimantell, Alcoy ,Vall de la Gallinera

La ciudad de Alcoy fue pionera en la Revolución Industrial en España. En ese momento, el modernismo estaba en su máximo apogeo y los burgueses alcoyanos decidieron que ése sería el estilo en el que construirían sus casas confiando a arquitectos como Vicente Pascual Pastor y Timoteo Briet Montagud su diseño. Después de recorrer la ruta art nouveau de Bruselas, llegó el momento de la modernista de Alcoy, también dentro de la ruta europea del modernismo.

El edificio sede del Círculo Industrial (Sant Nicolau, 19) es el punto de acceso a la ruta. Las impresionantes salas, como la sala rotonda, y comedores del edificio –más que curioso el restaurante-cueva, La Gruta con más de cien años de antigüedad.















El conservatorio municipal de música y danza de Alcoy, en la casa de Escaló (Joan Cantó, 2), es la representación más veraz del modernismo en la ciudad: no ha sufrido ninguna modificación o alteración exterior desde su construcción hasta hoy en día.
Otros edificios modernistas que se pueden encontrar en Alcoy son dos el antiguo edificio del parque de bomberos, en Gonçal de Barrachina, 8; la casa Laporta, en País Valencià, 26; las antiguas fábricas de la calle Sant Joan 43 y 45; o las viviendas en las calles Joan Cantó (8 y 10), Pintor Casanova (16, 18 y 20), en SantLlorenç (3, 5 y 17)… hay muchas que visitar.










Del modernismo de principios del siglo XX Alcoy nos hizo volar hasta una obra contemporánea de Calatrava, casi un siglo más “jóven”: la Llotja de Sant Jordi. 
Como todas las obras del arquitecto, no está exenta de polémica: los cristales que dejan pasar la luz natural tuvieron que ser cambiados nada más colocados porque la pólvora de los fusiles de moros y cristianos los estropearon; algunas humedades; problemas de acústica… Pero, también como todas, no deja de sorprender por su belleza y su diseño. Funciona como centro de exposiciones.

La plaza de Dins, un antiguo claustro neoclásico convertido en plaza pública, La Glorieta, el primer parque urbano de estilo romántico de Alcoy o el casco histórico con sus puentes son otros de los lugares que ver en Alcoy.
Regresamos por el Vall de la Gallinera
A medio camino entre Valencia y Alicante ha conseguido mantenerse libre de delirios urbanísticos y de aglomeraciones turísticas. Un lugar que en primavera estalla, primero de blanco con los cerezos en flor, y después de rojo, cuando sale la fruta. Un entorno para pasear una y otra vez oyendo solo el ruido que uno mismo hace, o el murmullo de la brisa que llega del mar.
Todo lo demás es silencio en esos pueblos que, a lo largo de quince kilómetros, se van situando a un costado y otro de la carretera que serpentea junto al río Gallinera. Pasamos por Benissili, Llombai, Alpatró, La Carrotxa, Benitaia, Benissiva, Benialí y Benirrama. 
Naranjos, almendros, olivos y sobre todo los cerezos ocupan las tierras de cultivo del valle. A finales de marzo empieza la floración de los cerezos y la Vall se cubre con un gran manto blanco. Después, pasados 40 días, desaparecen las flores blancas y lo árboles aparecen salpicados de miles y miles de puntitos rojos.



Desde aqui regreso a casa

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