Matarraña

Viaje Matarraña, Bajo Aragón del 31 de Octubre al 3 de Noviembre de 2019

La comarca aragonesa del Matarraña, conocida como “la Toscana española”, es una de las propuestas de fin de semana más atractivas de España.
A una distancia de 221 kilómetros de Barcelona, Matarraña es una escapada de esas que sorprende. Se habla poco de esta comarca del Bajo Aragón situada entre las provincias de Tarragona, Castellón y Teruel, pero es sin duda es uno de los espacios rurales con mayor encanto de la Península. Se repite mucho lo de que es “la Toscana española”, pero cuando la conoces, te das cuenta que tiene una personalidad fuerte para compararla con nada. Es el bucolismo en estado puro.
Allí se vive un estilo de vida tranquilo, entre colinas ondulantes, rebaños de ovejas serpenteando por los senderos, frondosos bosques de pinos, alcornoques, almendros o robles, el olor a hierba húmeda y el abono de los campos áridos, macizos imponentes, el rumor del agua cristalina deslizándose por los cantos rodados, gastronomía casera.

Jueves 30 de Octubre
Desde Roda de Berà, nos dirigimos a Valjunquera (Teruel) tenemos 146 Km. Nos alojamos en el mismo centro en el Hotel Portal del Matarraña, calle mayor, 2. Teléfono 978899052, las tres noches, habitación doble con desayuno incluido.
Valjunquera ​ es una localidad de la provincia de Teruel situado en la comarca del Matarraña. Tiene una población de 410 habitantes y se encuentra a 552 m sobre el nivel del mar, cubre una superficie de 41,84 km² y está a 174 km de Teruel.

Ayuntamiento:
Actualmente el ayuntamiento de Valjunquera está ubicado en este edificio adosado a la cabecera de la iglesia parroquial, en el lado de la epístola. Se desconoce su uso original, aunque se sabe que con anterioridad había albergado la casa parroquial y cuando se trasladó aquí el consistorio se produjo un intercambio de funciones entre este edificio y el antiguo ayuntamiento, ahora Casa Cultural. En 1913, cuando se construyeron las escuelas en la parte trasera del edificio, éste sufrió algunas alteraciones. Hoy se puede observar en la fachada de las escuelas como se abrían varios vanos que eran una prolongación del edificio consistorial. En la planta baja se abre una gran sala de entrada al estilo de las casas palaciegas. En ella encontramos una pared que tiene el aspecto de una pared exterior, con un banco de piedra y dos arcos de medio punto adovelados que dan acceso a unos habitáculos que fueron utilizados como cárcel. Desde la planta baja se levantan dos gruesas columnas que se prolongan hasta el tejado y soportan la estructura principal del edificio. Se trata de una construcción muy sólida realizada enteramente en piedra sillar. En la fachada destaca la hornacina vacía, donde se ubicaba antiguamente la capilla de Santa Ana, y las ventanas estrechas con arco de medio punto.

Casa cultural - Lonja:
Este edificio fue la sede del antiguo Ayuntamiento de Valjunquera. En la fachada, junto al reloj de sol, encontramos el escudo de la villa y la fecha 1707 que probablemente corresponde a la época de construcción de la parte la lonja. El resto del edificio es anterior, como atestigua el arco apuntado de sillería en su interior que podría ser del siglo XV o anterior. La construcción se estructura en tres alturas. La planta baja, construida con paredes de sillería, alberga la lonja con el típico “pedrís” (banco de piedra). A partir de la segunda planta el edificio ha sido bastante remodelado. En su interior se conservan los trujales y otras construcciones para el almacenamiento de alimentos. Las lonjas son espacios públicos que a partir del siglo XVI se extienden por toda la comarca ligadas a la construcción de las casas consistoriales. Eran y son, un centro importante de relaciones entre los habitantes. En ellas se realizaban reuniones públicas del Concejo municipal y también tenía lugar el mercado que continua ubicándose aquí en la actualidad. Cuando el Ayuntamiento se trasladó al edificio contiguo a la iglesia, éste fue utilizado como casa parroquial por lo que popularmente se le conoce como “la casa del Retor”. En las últimas décadas, había quedado abandonado hasta que el Consistorio municipal lo rehabilitó como Casa Cultural.

Ermita de la Virgen de la Piedad:
La ermita de Nuestra Señora de la Piedad, llamada popularmente simplemente como “la Mare de Déu”, fue construida en las afueras de la población y es el punto final del Vía Crucis o camino del Calvario. Es un edificio de estilo barroco al igual que la iglesia parroquial, aunque cronológicamente anterior; se construyó a finales del siglo XVII, entre 1697 y 1699. Está realizado con paredes de sillería y de mampostería y tiene una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y una gran cúpula en la cabecera. Al exterior del edificio, encontramos un pórtico de entrada a modo de arco de triunfo que combina arcos de medio punto y arcos apuntados. Adosada a la cabecera, hay una construcción exenta destinada a la sacristía. Según la tradición oral, esta ermita se levantó para albergar en un lugar seguro una talla de la Virgen que había sido regalada a un vecino hacía más de un siglo. Lamentablemente, la imagen no se conserva en la actualidad. Una inscripción en la fachada recuerda que esta ermita sufrió graves daños en la Guerra Civil y que al poco de finalizar ésta, se restauró. Otra inscripción indica que el interior de la ermita se pintó en 1865, “a devoción de Don Francisco Riol”. Las pinturas se distribuyen en los muros laterales, en los pilares y en toda su cubierta. El tercer día de las Fiestas Mayores (que empiezan alrededor del 29 de septiembre en honor a San Miguel) se celebra una ofrenda de flores a la Virgen y una procesión desde la iglesia hasta la ermita.

Iglesia Parroquial de San Miguel:
La iglesia parroquial de Valjunquera, dedicada a San Miguel, constituye uno de los mejores exponentes del barroco en la comarca del Matarraña. Fue construida en el siglo XVIII con bastante celeridad, entre 1734 y 1747, con la intervención del maestro de fábrica Cosme Bayod. El modelo constructivo de esta iglesia se incluye en la llamada “estela pilarista”, cuyo centro generador fue la iglesia colegial de Alcañiz. Esta corriente del barroco se caracteriza por la idea de planta de salón, basada en la igualdad de altura de las naves, que crea un espacio interior amplio y unitario. La nave central y los brazos del crucero se cubren con bóveda de cañón con lunetos, las laterales con bóveda de arista y el crucero con una gran cúpula sobre pechinas. Como es general en el estilo barroco, en el exterior destacan la torre, de planta cuadrada y tres cuerpos, y la portada-retablo de dos cuerpos que fue realizada por Juan Antonio Martín, ayudado por el escultor valjunquerano Joaquín Espada. En 1788 había en la iglesia once altares, pero durante la Guerra Civil (en 1936) el edificio perdió todos sus retablos, las tallas y las esculturas de la fachada, a excepción de la figura de San Miguel Arcángel - que preside la portada- que se conservó aunque con un brazo roto. El retablo actual del altar mayor y el de la Inmaculada fueron realizados en los años 50 del s. XX, el resto de la imaginería es posterior.

Ermita de Santa Barbara:
De las dos ermitas que tiene Valjunquera, la ermita de Santa Bárbara es la más antigua. Esa situada sobre una colina desde donde se divisa toda la población. Es un pequeño edificio de estilo renacentista en el exterior, con decoración y soluciones barrocas en el interior. Su planta es rectangular con la cabecera recta y un pórtico de entrada a los pies con un arco de medio punto en dos de las paredes. En la tercera pared, se abre el dintel de la que fue la puerta de acceso a la casa del ermitaño adosada al edificio y de la cual sólo se conserva esta obertura y un caño excavado en la roca. La cubierta exterior, destaca por la utilización de grandes losas de piedra. En el interior, la bóveda es de cañón en su primer tramo y con una gran bóveda nervada en el presbiterio cuyos nervios descansan sobre ménsulas decoradas. Esta ermita se construyó en el siglo XVII. En la clave del arco de acceso está inscrita la fecha de 1616, además de un escudo (el de la familia que probablemente la costeó) y la palabra “AVIEGO”. En el interior, en el presbiterio, quedan restos de pinturas con la fecha de 1766. La ermita fue restaurada de manera voluntaria por un grupo de personas de la localidad. Ellos mismos promovieron la organización en la ermita de la fiesta de San Cristóbal (patrón de los conductores), en el mes de julio, durante la cual se realiza la bendición de los vehículos.

Mas del Labrador:
La primera referencia documental de la existencia del Mas del Labrador que se conoce es del año 1585. Fue un municipio independiente hasta mediados del siglo XIX en que se agregó a la población vecina de Valjunquera. Desde el siglo XVII y hasta principios del siglo XX, cuando empezó la emigración, su población rondó el centenar de habitantes, con algunos altibajos. Tras los duros combates habidos en la zona durante la Guerra Civil, el pueblo quedó prácticamente destruido y tan sólo dos o tres familias continuaron viviendo aquí. En los años 60 (s. XX) quedó totalmente deshabitado; aunque posteriormente continuó celebrándose la misa dominical. En la actualidad, las maltrechas casas se agrupan en torno a la iglesia parroquial de San Juan Bautista y algunas de ellas todavía conservan fachadas de piedra sillar y portadas adoveladas. Además de la Guerra Civil, anteriormente esta población también había sufrido los avatares de otras guerras que afectaron a la comarca. En 1834, durante las primeras Guerras Carlistas, el alcalde y un regidor del Mas del Labrador fueron apresados por las tropas carlistas por no atender a un pedido de 500 reales. A finales de los años 90 (s. XX) tuvo lugar aquí una romería de hermandad entre las poblaciones cercanas de Valdeltormo y Valjunquera que se repitió durante los años siguientes cada mes de agosto. En 1996 este núcleo, que se despobló a raíz de los avatares de la Guerra Civil, sirvió de escenario para el rodaje de una película ambientada en este mismo tema: Libertarias, del director Vicente Aranda, con Ana Belén, Victoria Abril y Jorge Sanz entre otros actores destacados.
Importante localidad en cuanto a arqueología se refiere, ya que en su término municipal se halla el poblado de Mirablanc, datado en la primera Edad de Hierro. Se comenzó a excavar a principios de siglo.
En Valjunquera es posible retroceder en el tiempo y conocer de primera mano la historia del Matarraña. En el museo de la Memoria Histórica del Matarraña (Pl. Inauguraciones, s/n, Valjunquera) horario de 11 a 13, se ofrece un repaso al pasado de esta comarca a través de una bonita colección de 3.000 fotografías que recorren la vida de la gente del pueblo desde finales del XIX hasta la década de los sesenta del siglo XX. Este espacio es conocido en el pueblo como Las Cuevas, ya que el museo se ha erigido en la roca sobre la que se apoya la iglesia. Esta iglesia de San Miguel (con su magnífica portada), la ermita de Santa Bárbara, el ayuntamiento con lonja del siglo XVI y los restos prehistóricos de unas neveras son los otros puntos que merece la pena visitar.
Además, tiene tres yacimientos ibéricos (el Mirablanc, el Castellar y el Lliri) y restos de murallas medievales en l'Airasa y El Portal.






Viernes 1 de noviembre de 2019

Hoy hacemos ruta: Valjunquera –Valderrobles - Fuentespalda - Peñarroya de Tastavins - Monroyo - Rafales – La Fresneda – Valjunquera.

Primero nos dirigimos a Valderrobles, hemos quedado a las 9:15 en Valderrobles. Polígono Industrial Torre Sancho A1414, carretera de Fuentespalda, frente a la nave Bigmat, vamos a ver una observación de Buitres, teléfono 677 174 845.

En el Mas de Bunyol, se encuentra una de las experiencias más espectaculares que se pueden vivir en contacto directo con la naturaleza y los animales salvajes. Es único en Europa. En el Observatorio de Buitres, donde desde hace más de 25 años José Ramón Moragrega, más conocido como “Buitreman”, alimenta a cientos de buitres leonados salvajes y Alimoches que descienden planeando desde lo alto.

Es impactante, hay que vivirlo. No hay descanso. El espectáculo es diario, llueva, haga viento o nieve.

Visita guiada a nuestro mirador observatorio desde donde a pocos metros se puede contemplar como cientos de buitres leonados y otras especies acuden a la llamada de Buitreman. Un espectáculo único que no deja indiferente a nadie.



Buitres: Video


Desde aquí nos dirigimos a visitar Vallderrobles
Hay que empezar remarcando que Valderrobres está incluido en la asociación de los pueblos más bonitos de España. Y no me extraña. Es para pasarse horas dando vueltas por sus calles empedradas. 
La entrada a Valderrobres es cruzando el río Matarraña (que, por cierto, le da nombre a este lugar) para, posteriormente, alcanzar la puerta de San Roque y la plaza del Ayuntamiento. El castillo, incrustado en la roca natural, se muestra majestuoso en lo alto de la localidad. No está muy claro su origen, que parece se remonta al siglo XII -aunque puede que sea más antiguo- y seguramente se utilizó en la edad media como elemento defensivo para los cristianos.
Merece la pena ver el interior (nosotros hicimos una vista guiada), cuyo estado de conservación es óptimo y donde destacan la sala capitular, el salón de los Leones o el de las Chimeneas. También es aconsejable entrar en la iglesia de Santa María la Mayor (siglo XIV), puesto que se trata de una excelente muestra del estilo gótico levantino. Otras cosas a visitar:

Plaza de España:
Este espacio ha sido testigo de la historia del pueblo desde el siglo XIV. Está rodeada, además de por el Ayuntamiento, de elegantes casas solariegas como la “Casa Pereret”, “Casa Pallares”, o la “Fonda”, del siglo XIV, que ha albergado distintas funciones: lugar de recaudación de impuestos, casa del justicia y fonda.

Ayuntamiento:
Según vemos en el escudo de la fachada, con dos grifos y un roble que representaba a Valderrobres, fue en 1599 cuando se termina este edificio manierista siguiendo las nuevas corrientes artísticas. En la planta noble hay una pintura emblemática del partido Puritano de 1847.

El Palau:
Pertenecía al arzobispo de Zaragoza, ya que servía de sede para la recaudación de impuestos. En el mismo edificio, se encontraba el Hospital hasta el siglo XIX, momento en que por la desamortización pasa a manos del Ayuntamiento y alberga las escuelas municipales.

Antiguo lavadero:
Fue construido en 1931 para que las mujeres tuvieran más comodidades a la hora de lavar la ropa, actividad que venían haciendo desde antaño en el río. Aunque hoy han quedado obsoletos, continúan al lado del río para recordarnos un pasado no tan lejano.

Portal de Bergós:
Es una antigua puerta de la muralla desde la que se accedía al camino de Torre del Compte. Cuando perdió su función defensiva fue santificado a la Purísima Concepción.

Puente de piedra:
Es un puente sólido de cuatro ojos del siglo XIV. Atraviesa el portal de San Roque, antiguo acceso principal al pueblo, que está flanqueado por dos leones encontrados en una sala del castillo.






























Desde aquí nos hemos dirigido Fuentespalda, sus calles, plaza y portales están llenos de encanto, vemos su iglesia gótica, remozada en el s. XVII y su ayuntamiento renacentista.  








A continuación a Peñarroya de Tastavins donde vemos el Santuario Virgen de la Fuente.




Desde aquí a Monroyo, el trazado urbano de Monroyo sorprende por sus salientes, sus grandes balcones, sus arcos renacentistas y góticos. Su iglesia parroquial, construida en el siglo XVI, tiene una torre cuadrada en piedra de sillería, con remate en forma de espadaña. Frente a este edificio se halla una escalinata donde arranca la calle Empedrada por la que se accede a una monumental casa consistorial, con almudín o lonja porticada. El edificio mezcla reminiscencias renacentistas y góticas. En el Alcázar en ruinas de Monroyo estuvieron el Cid, los reyes Sancho Ramírez y Jaime I y otras figuras históricas.
  








Después nos dirigimos a Rafales, Rafales era una aldea de origen árabe (su nombre significa masía o caserío) que dependía de Monroyo, bajo el dominio de la Orden de Calatrava, hasta que en 1337 adquiere el título de la villa. Es en estos momentos cuando la Orden construye este castillo del que apenas quedan vestigios, los más importantes son los restos del arco de acceso con la cruz de Calatrava en su clave. Vemos:

Ayuntamiento:
Del siglo XVI, es de estilo renacentista. Destaca su ubicación: está adosado a la antigua muralla, sobre uno de los portales de entrada. En la pared extramuros se encuentra el arco de entrada del portal de la Villa, y en la parte de extramuros destaca la escalinata de piedra que da acceso a la primera planta, la lonja, donde se hacía al mercado y se accedía a la antigua cárcel.

Iglesia parroquial de nuestra señora de la Asunción:
Iglesia de estilo gótico levantino, construida en el siglo XIV sobre la base de una iglesia románica del siglo XIII. La obra, tras un parón por la peste sufrida en 1348, es el resultado de varias etapas constructivas. Robusta y austera construcción en la que destaca el torreón en el lado de la epístola, lado donde en el exterior se ubicaba el cementerio viejo.

La Torreta:
Construcción defensiva de los siglos XIV o XV que formaba parte de la muralla medieval de la población que cerraba la villa y protegía una de las entradas a la población. Es de planta cuadrada y tiene una única ventana en su parte superior. Después de perder su función defensiva pasó a formar parte de la Casa de l’Hereu, familia terrateniente.

Plaza Mayor: 
En este espacio singular en forma de «L» se ubican los edificios más monumentales de la villa como Iglesia, la Casa Consistorial o la Fuente de la Plaza. En su parte más alargada dispone de pórticos a ambos lados de su recorrido. Siguiendo una tradición que se remonta a una concesión del rey Pedro IV en 1382




Terminamos en La Fresneda.

Vemos:
Iglesia parroquial Santa María la Mayor:
A pesar de que hay indicios de que se pudo levantar sobre una antigua mezquita, la construcción se hizo en los albores del siglo XIII, aunque posteriormente fue ampliada y de ahí su apariencia barroca. En la actualidad se reserva para celebraciones especiales.

Ermita de Santa Bárbara:
Fue construida en el siglo XVII. Por su situación estratégica fue utilizada durante las guerras carlistas como baluarte defensivo y quedó prácticamente destruida. Junto a ella existen una serie de hoyos que, según A. Rebullida pudo ser un observatorio solilunar.

La Cruz:
Réplica de una cruz barroca (s.XVIII) de la que se conserva sólo la cruz de hierro forjado del remate. Se ha reconstruido gracias a antiguas fotografías.

Convent Virgen de Gracia:
Las duras condiciones climatológicas obligaron a los frailes a cambiar su primera instalación del Santuario de la Virgen de Gracia por este convento de estilo renacentista (s. XVI). Hoy en día sus restos se han recuperado como instalación hotelera.

Capilla del Pilar:
Construida a fines del siglo XVII, supone el inicio de un periodo de auge del barroco en La Fresneda, ya que a partir de este momento, muchos edificios religiosos son reconstruidos o ampliados. Nos ofrece uno de los más brillantes ejemplos de la arquetípica portada-retablo aragonesa.

Plaza Mayor:
Plaza de planta triangular rodeada por casas señoriales de los siglos XVII y XVIII construidas en sillería, calles porticadas, el portal de Xifré y el ayuntamiento.

Calle Mayor
Calle con mucho interés patrimonial y artístico con porches que la recorren de punta a punta hasta la plaza. De ella parten perpendicularmente unas callejuelas estrechas formando un entramado que podría haber sido una judería.

Ayuntamiento:
Construido a finales del siglo XVI, conserva elementos góticos y renacentistas en sus tres fachadas diferenciadas. En su planta baja se encuentra la lonja y en su interior pueden visitarse la cárcel y el Centro de Interpretación del Patrimonio Local.

Casa de la Encomienda:
Era la casa del comendador cuando La Fresneda pertenecía a la Orden de Calatrava. Fue remodelada en el siglo XVI y en su interior se conservan los trujales donde se depositaban los tributos de las cosechas.

Cruz del Codolar:
Indicador viario de simbología cristiana que estaba colocado a la salida de La Fresneda, en el camino que llevaba a La Portellada. Es una réplica de la original de la que tan solo se conserva el basamento.

Arco de la villa o portal de Xifré:
Situada en el vértice septentrional, se trataba de la puerta de acceso a la ciudad. Su base está constituida por la casa consistorial.

El castillo: 
De origen árabe, se conservan de este castillo-fortaleza les restos de la torre y amurallamiento. Se conserva también en la fachada, el escudo de la Orden de Calatrava




Sábado 2 de noviembre de 2019

Comenzamos con una visita al parque natural El parrizal, de Beceite.

En la reserva natural de los Puertos de Tortosa y Beceite, se oculta un paisaje natural de considerable hermosura: el Parrizal o Parrisal. Un auténtico reclamo para los senderistas. Se trata de portentosos cañones que han excavado las aguas bravas en su curso durante miles de años, desde el cretácico y jurásico.
Para iniciar el recorrido, lo más recomendable es hacer los primeros cinco kilómetros en coche, aparcar en el parking y, desde allí, a pie. Los bosques se suceden: pinos carrascos, arce, roble, encinas y boj. Luego, se remonta el río, saltando de orilla a orilla, y que, a cada paso, se va estrechando más y más. La altura aumenta hasta que desembocamos en la última parte donde las paredes de roca de los Estrets de Parrizal se alzan a 60 metros hasta el cielo azul. El agua transparente, incluso color turquesa, ruge en la cima fervoroso entre gigantescas piedras.

Iniciaremos el rcorrido desde la plaza de la Ermita de Santa Ana, donde ya nos va indicando hacia El Parrissal. Una vez atravesada la población nos dirigiremos hacia el paraje natural por un camino asfaltado, estrecho y sin arcén. Aproximadamente, a mitad de camino, a unos 3 Km de Beceite, nos encontraremos con el Punto de Control, donde indicaremos al personal en qué parking decidiremos dejar el vehículo.

Parking nº2: Situado en el mismo Punto de Control, a 3 Km de la población. Al dejar aquí el vehículo, tendremos que continuar durante 40 minutos a pie para llegar al Parking nº3, donde se sitúa el denominado Parrizal. El coste de este parking es de 5€/coche.

Parking nº3: Ubicado a 6 Km de la población. En este parking se sitúa el merendero. El coste de este es de 10€/coche.

Ruta del Parrizal:
Inicio de la caminata, unos 800 m. donde podemos ver las pinturas rupestres de la Fenellassa y una ruta botánica, a partir de aquí comienza propiamente la ruta del parrizal/parrissal (8 Km. Aprox. 3 horas completa).
Visualizamos una pasarela de madera indicándonos que desde ese punto comienza la ruta del Parrizal. A partir de ahí y durante una hora y media iremos remontando el río Matarraña (bien atravesándolo de piedra en piedra, por senderos o pasando por unas pasarelas de madera para evitar el baño) hasta llegar al punto final del recorrido, denominado Els Estrets del Parrissal: cañón de 60 m de altura, 1,5 m de anchura y 200 m de longitud. Este tramo de garganta es transitable únicamente en la época estival, periodo en el cual está seco y nos permite atravesar el estrecho durante sus 200 metros de longitud. El resto del año nos quedaremos a la entrada de la misma. Una vez llegados a este punto, volveremos por donde hemos venido.





















































Retrocedemos hasta el pueblo y hacemos vista al mismo y a la Font de la Rabosa.

Que ver:

Ayuntamiento:
Edificio ubicado en el centro del pueblo que alberga las funciones administrativas municipales. De la primitiva construcción del siglo XVI solo perdura la lonja con sus arcos apuntados, orientada hacia la presoneta de enfrente.

Molinos papeleros:
Fue una industria floreciente durante los siglos XIX y XX, con un total de nueve fábricas que aprovechaban el agua del río Matarranya para mover sus ruedas. De ellas salía el papel que Goya utilizaba para sus grabados e incluso papel moneda para la antigua fábrica de papel noguera, que tuvo sus años de esplendor a partir de los años 40 y en 1978 cesó su actividad. Actualmente ha sido reconvertida en un centro expositivo de arte, y cultura.

El calvario:
Sendero marcado por catorce estaciones en forma de pilones coronados y decorados con baldosas. Fue reconstruido en 1940 y nos conduce hasta la ermita de Santa Bárbara. Actualmente, se mantiene la procesión del Santo Entierro el Viernes Santo y durante su recorrido hacen sonar los “carraus”.

Ermita de Santa Ana:
Fue construida entre los siglos XVII y XVIII con piedra tosca y estaba situada fuera de las murallas del pueblo, junto al antiguo camino que recibía al visitante de Peñarroya.

Portal de San Gregorio:
Antigua entrada a la población de origen musulmán. Es un portal apuntado con un escudo en el que se ve la media luna invertida del arzobispo de Zaragoza Pedro López de Luna, señor del territorio.

Iglesia parroquial de San Bartolomé:
Es una obra barroca que se adapta al terreno desnivelado, con elementos de la antigua iglesia, como un capitel con escenas de Sansón y Dalila. También destaca en ella la portada-retablo con columnas salomónicas.

Río matarraña y puente:
Puente realizado entre los siglos XV-XVII. Tiene un solo ojo, mide unos 15 metros de altura y cerca de él, debido al gran desnivel que salva el río se asentaban los distintos molinos.

Portal de San Roque:
Está definido por un arco de medio punto, extramuros y hacia el interior presenta una estructura adintelada. Sobre él se dispuso una capilla, creándose por tanto una capilla-portal.















Desde aquí nos dirigimos a Cretas, la carretera y el paisaje es muy impresionante, y el cauce del rio es muy recomendable.




















En Cretas podemos ver:

Portal capilla de San Roque:
Antiguo portal de la muralla consagrado a San Roque, protector frente a epidemias y enfermedades. Su construcción viene motivada por la epidemia de peste que Cretas sufrió en el siglo XVII.

Portal capilla de San Antonio Padua:
Portal de la antigua muralla al cual, en el siglo XVIII se le añade la función de capilla, costeada por la familia Turull. La calle en la que se emplaza se llamaba de la Sansa por la ubicación en ella de un molino.

Casa Turull:
Casa señorial de 1746 de la afamada familia Turull, conocida por dedicarse a la construcción de órganos para iglesias. Fueron responsables de la construcción de relevantes edificios en la villa, como éste que posee un espléndido balcón de ménsulas decoradas con figuras carótidas.

Calle mayor:
Importante calle dentro del trazado urbano de la villa a la que se accede pasando bajo el arco que se abre en la Casa Sapera, del siglo XV, y que va a desembocar en la Plaza Mayor. Está flanqueada por hermosas ventanas y arcos apuntados que se abren a otras calles.

Iglesia de la Asunción:
Es una construcción gótico-renacentista de sillería que consta de una sola nave con capillas laterales entre los contrafuertes, cubiertas con bóvedas estrelladas o de crucería. Se levanta en el siglo XVI sobre uno de los antiguos portales, rompiendo para ello el trazado de la antigua muralla.

Plaza mayor:
Con la ampliación del casco urbano de Cretas en los siglos XV y XVI, se proyecta la construcción de esta plaza. Desde 1962, en el centro se levanta una columna del siglo XVI con el escudo de la población, usada antiguamente como picota para ajusticiar a los reos.

Ermita de la Misericordia:
Alejada del núcleo urbano, a 200 metros, a pie de la carretera que comunica Cretas y Calaceite, y rodeada de cipreses, encontramos la ermita de Nuestra Señora de la Misericordia, declarada Bien Catalogado en el 2005. Es una edificación gótico-renacentista, fechada en 1533 y construida en sillería con una nave de tres tramos, cubierta de bóveda de crucería y cabecera poligonal. Podría haberse construido reutilizando parte de los materiales del antiguo templo que se levantaba desde el siglo XIII en la parte alta de Cretas, el cual quedaría en desuso en el siglo XVI cuando se consagra la nueva iglesia. La existencia de elementos góticos en la ermita, como los capiteles de la portada, y su construcción contemporánea a la de la actual iglesia -el templo de la Asunción- favorecen esta hipótesis. Posteriormente, en 1741, se amplía el edificio con la construcción de la sacristía dada la importancia que estaba adquiriendo el lugar por la devoción comarcal a esta virgen. En el recinto había un cementerio donde se enterraban las víctimas de las diferentes pestes que han afectado a la población, especialmente en el siglo XVII.
Para acceder hasta la Misericordia hay una “vía sacra” que conectaba el pueblo con la ermita y de la que son testimonio los viejos cipreses y las capillas que marcan las estaciones.
Adosado a la ermita, quedan los restos de una pared que correspondía a la casa del ermitaño, aunque del cuidado de este templo se encargaba un capellán residente en el pueblo.
Se trata de una de las ermitas más populares a nivel comarcal. Existe mucha devoción y el día de la romería, el segundo sábado de mayo, se reúnen multitud de personas de la población y del resto de pueblos de la comarca.















Desde aquí nos trasladamos a Valdealgorfa, Localidad bajoaragonesa situada en una suave pendiente, cuyas calles principales se sitúan de Norte a Sur, a 13 Km. De Alcañiz y a 510 metros de altitud. Ha sufrido una merma importante en su población, no obstante la marcha atrás se ha detenido. Se aprecia en sus calles, plazas y edificios su pasado su presente y su futuro, como ejemplo de esa historia proponemos el Convento de las Madres Clarisas, lugar de oración y recogimiento en sus inicios, casa de instrucción y de enseñanza en tiempos más próximos y proyecto de futuro para el mañana, viviendas rurales y biblioteca.
El Convento esta siendo reconstruido, los conventos eran como un pueblo en pequeño, con su huerto, iglesia y su cementerio. Se construyó en el siglo XVII y su iglesia es un edificio de mampostería, de nave única, cubierta con bóveda de medio cañón con lunetas, conserva frescos del siglo XVIII, del claustro sólo queda el cuerpo bajo. Actualmente el convento ya no está habitado y se procede a su arreglo y acondicionamiento para otros usos y funciones sociales que también repercutirán en beneficio de Valdealgorfa, las piedras son mudos testigos de la historia, que sin embargo si sabemos interpretarlas nos la transmiten.
Un paseo por las calles de Valdealgorfa pronto nos demuestra la riqueza de su patrimonio arquitectónico. En su momento fue una población cerrada por diversos portales. Hoy en día aun podemos ver el llamado de Alcañiz y el de San Roque, con capilla dedicada al santo en la zona superior.
La torre de la iglesia parroquial, recientemente restaurada, es la imagen mas emblemática del edificio de la iglesia parroquial dedicada a la Natividad de Nuestra Señora, construida en 1703 en mampostería y cantería, siguiendo el estilo barroco. Consta de tres naves cubiertas con bóveda de cañón con lunetos y arista respectivamente, fachada tipo retablo flanqueada por columnas salomónicas y gran torre mixta de ecos mudéjares, realizada en ladrillo.
Muy cerca de esta última se encuentra la Casa Consistorial, cuyo edificio fue resultado de la reedificación, en 1601, de la antigua casa de la Cofradía de San Martín y Santa María Magdalena. Realizada en piedra sillar y mampostería, consta de tres alturas, entrada en arco adovelado y galería de arquillos en la zona superior, bajo volado alero de factura moderna fiel a la original.
Si continuamos recorriendo la villa, caminaremos entre nobles palacios renacentistas de portales adovelados en sillería, así como la casa del célebre botánico Pardo Sastrón o la Casa de Mora. Pero entre todos ellos sobresale el Palacio del Barón de Andilla, situado en la popular plaza del Mercado. Construido a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, sigue las características de los palacios renacentistas aragoneses con la típica galería superior de arquillos rebajados sobre columnas, bajo gran alero de madera.
De su patrimonio religioso son de visita obligada la Capilla del Buen Suceso, original del siglo XVIII y reconstruida en el XIX tras el incendio provocado por las tropas francesas, la ermita de Santa Bárbara, emplazada en un privilegiado mirador cercano a la carretera nacional y el Convento de Santa Clara, situado en la entrada de la población.
Finalmente, entre su patrimonio etnográfico destaca el antiguo molino aceitero, la restaurada tejería, la torre del Palomar y todas las obras relacionadas con el aprovechamiento del agua: el pozo de la Cadena, la Balsa de los Balcones, la balsa del Collao, o la antigua nevera perteneciente a la ruta comarcal de las Bóvedas del Frío.
La nevera que destaca por su peculiar suelo horadado por los canales de desagüe tallados en la base de la piedra. La iluminación creada para esta nevera destaca estos canales con una luz fría, y las paredes de mampostería se bañan de azul, creando el efecto de frío que acompañará la ruta de las Bóvedas del Frío. Una locución teatralizada nos explica los sistemas de explotación de la nevera en el siglo XVII, y nos adentra en su funcionamiento.
Por último, desde la antigua estación de ferrocarril, parte la vía Verde de Val de Zafán, cuyo trazado llega hasta Tortosa tras atravesar los paisajes de las comarcas vecinas de Matarraña y Terra Alta. Muy cerca de esta estación se encuentra el llamado Túnel del Equinoccio, que recibe este nombre porque el sol, dos veces al año, y coincidiendo con los equinoccios, atraviesa de punta a punta sus más de dos kilómetros de recorrido.



Domingo 3 de noviembre de 2019

Visita a Alcañiz y Calanda, nos vamos del Maatarraña.

Alcañiz es la capital del Bajo Aragón. Situada en el meandro que traza el río Guadalope para “abrazar” al cerro de Pui-Pinos. Su topónimo, de origen árabe, alude al cañizo o la caña, presente en su escudo. A su nombre acompañan los títulos de “ciudad”, “leal”, “muy leal” y “heroica” por la valentía de Alcañiz en diferentes contiendas.

Son numerosas las huellas que del pasado de Alcañiz todavía se conservan y nos hablan de su historia y pobladores. Testimonio de los primeros asentamientos son las pinturas rupestres de Val del Charco del Agua Amarga, declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Asimismo se han localizado los poblados íberos de El Palao, el Taratrato y la necrópolis de El Cascarujo, todos ellos pertenecientes a la “Ruta de los Íberos”.

El origen de la villa que hoy conocemos se remonta a la Edad Media. Tras la reconquista del territorio por los reyes cristianos, Ramón Berenguer IV otorga carta puebla en 1157 a Alcañiz. En 1179 Alfonso II dona a la Orden de Calatrava un amplio territorio de la región.

Los ejemplos que nos trasladan a este periodo son el castillo calatravo, situado en el cerro que presidía la villa , la gran torre-campanario de la iglesia de Santa María la Mayor ( SXIV) o la majestuosa lonja del siglo XV. Asimismo, todavía se conserva el conjunto formado por los pasadizos subterráneos medievales, la bodega y la nevera, incluida en la ruta de las Bóvedas del Frío, visitables desde la oficina de turismo, así como el Molino Mayor.

En el Renacimiento, un importante círculo de humanistas surge en Alcañiz. Se construyen la espléndida casa consistorial, en ángulo con la lonja gótica en la plaza Mayor, o la iglesia de Santo Domingo, hoy reconvertida en el espacio DE HISTORIA ATRIVM. También se levantan numerosos palacetes como la Casa Maynar, sede de la comarca, o la Casa Ardid, que alberga en la actualidad la biblioteca y el archivo.
El estilo barroco irrumpe en Alcañiz, dejando su visible huella en numerosos ejemplos de arquitectura religiosa. Entre ellos sobresalen la iglesia de Santa María la Mayor o la ermita de la Virgen de Pueyos. Además de las iglesias del Carmen, San Francisco o Escolapios. Bajo esta corriente se construye, en la parte sur del castillo, el Palacio de Comendadores, hoy Parador de Turismo.

Con el siglo XVIII se inicia un extenso periodo de industrialización. Surgen molinos, hornos, fábricas… y urbanísticamente la ciudad se satura. El periodo de la Restauración y el paso al siglo XX nos dejan muestras del florecimiento de estos años: las bellas casas modernistas del Paseo Andrade y la casa Taboada, el teatro, el mercado o la popular fuente de los 72 caños del parque de la Glorieta. 






Desde aqui nos desplazamos a Calanda, localidad del Bajo Aragón, situada en la confluencia de los ríos Guadalope y Guadalopillo. Su topónimo parece proceder del primitivo asentamiento celtibérico denominado “Kolenda”. A su nombre acompañan los títulos de Antiquísima, Muy Leal, Fiel y Fidelísima.

Existen restos arqueológicos desde el paleolítico, lo que demuestra un poblamiento muy temprano. La cultura ibera también estuvo presente, en los poblados de Cerro Castiel y Campo Consejo. Pero los restos más importantes se localizan en la partida de Albalate, donde se situó una lujosa villa romana y de la que se ha conservado un bello mosaico que se expone en el Museo Arqueológico de Teruel.

En su etapa árabe el núcleo poblacional se organizaba en torno a un desaparecido castillo. En esta etapa se sitúa el origen de la tradición cerámica y el sistema de regadíos de la zona. A estos pertenecería probablemente el acueducto de “Los Arcos”, situado en la partida del mismo nombre. Monumental obra de ingeniería hidráulica, construida en piedra sillar y definida por cinco grandes arcos de medio punto sobre los que discurre el canal.

Calanda forma parte de la donación territorial que Alfonso II hace a la Orden de Calatrava tras la reconquista cristiana, la cual otorga a la villa Carta Puebla en 1360. En este tiempo, el casco antiguo se erige alrededor del castillo medieval, prácticamente destruido tras la primera Guerra Carlista, en 1839. Se conserva parte de la muralla, algunos muros, la rampa de acceso y un aljibe.

En 1640 aconteció el “Milagro de Calanda”, obrado por la Virgen del Pilar en la persona de Miguel Pellicer, quien recuperó la pierna que le había sido amputada dos años antes. Como consecuencia se construye el Templo del Pilar, en origen pequeña ermita, convertida en espléndida iglesia barroca de mampostería, culminada en 1722. Junto a ella se encuentra la Casa-Museo de Miguel Pellicer.

Interesante es el resto de patrimonio eclesiástico que Calanda nos ofrece. Es el caso de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Esperanza o la “Ruta de las Ermitas”, que nos permite pasear por la calles de Calanda descubriendo la capilla de San Roque, la ermita de Santa Bárbara y San Marcos, la del Humilladero, la de la Virgen del Campo, la de Santa Águeda, y finalmente la de San Blas, en lo alto de la villa. Asimismo, no podemos olvidar el convento de las carmelitas descalzas del Desierto de Calanda, situado fuera de la población.

Pero en cuanto a su patrimonio religioso, el elemento más representativo de Calanda es su Semana Santa. La localidad pertenece a la “Ruta del Tambor y del Bombo” y anualmente congrega a multitud de personas que acuden a ver sus Pasos, cofradías y la tradicional “Rompida de la Hora”, a las doce de la mañana del Viernes Santo.

Podemos visitar la casa del mas ilustre calandino, Luis Buñuel, obra del arquitecto Ricardo Magdalena, y el Centro Buñuel de Calanda, donde se muestra la rica y extensa obra del cineasta.

Entre la arquitectura civil de Calanda destacan la Casa Allanegui, con la típica galería de arquillos aragonesa, la Casa Consistorial, la Casa de Cultura, situada en el antiguo convento urbano de las carmelitas, o la Nevera Crespo, perteneciente a la “Ruta de las Bóvedas del Frío”, al igual que la nevera conservada en el convento del Desierto de Calanda. La nevera cuenta con dos ramificaciones laterales, que fueron añadidos al original posteriormente, que se han empleado para mostrar contenidos expositivos. 











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