Camino Ignaciano. Etapa 1: Loiola a Zumarraga, 18,89 km.
Etapa realizada el sábado, 31 de mayo de 2025, efectuada de forma consecutiva con la número 2, 3, 4, 5 y 6. Además he tenido la gran suerte de hacerlas con mi hijo, hacia 10 años que no caminábamos juntos, genial.
El día previo viernes 30 de mayo de 2025, hacemos el viaje desde Barcelona a Laguardia, donde dejamos el coche, tomamos el autobús a Vitoria, con salida de Laguardia a las 19:41, nos bajamos en la parada de la Universidad y andando 10 m. llegamos a la estación de tren, para tomar el ALVIA que viene de Madrid, dirección Irún, hasta Zumarraga, con salida a las 20:59. El trayecto en bus es increíble pues el trayecto con ligera lluvia transcurre por el puerto de las Herrerias de una belleza espectacular.
Nos alojamos En Zumarraga donde pasamos dos noches, en la pensión Urola, tienen restaurante Toki Alai, en la parte de atrás, cenamos y hacemos el check-in.
Hemos tomado el autobús desde Zumarraga a Loiola, hay cada hora, 08:10, llegando a Loiola a las 08:45, después de desayunar, nos hemos dirigido a visitar el monasterio de Loiola.
Una vez terminada la visita, comenzamos nuestra primera etapa, etapa muy sencilla puesto que discurre por la vía verde del antiguo Ferrocarril del Urola y no hay más que seguir las flechas naranjas, además vamos sin mochilas, que hemos dejado en Zumarraga.
Ruta Wikiloc y perfil:
Desnivel positivo: 354 m. La ruta de wikiloc marca 18,89 Km.
Itinerario:
Comenzamos nuestro Camino Ignaciano, por el camino asfaltado que se inicia junto al aparcamiento del santuario y que va paralelo al río, en dirección a Azkoitia. Bordeamos los jardines del Santuario, que quedan a nuestra izquierda. Siempre de frente, llegamos a Azkoitia y entramos hacia la Alameda del Ferrocarril, en dirección al río.
Al llegar al río Urola no lo cruzamos, sino que lo seguimos en paralelo, dejándolo a nuestra derecha. Siempre de frente, la calle se encuentra con un carril bici que lleva de nuevo a la proximidad del río. Seguimos con el río a nuestra derecha hasta llegar a una gasolinera y unas fábricas. Al frente, vemos un puente: lo pasamos por debajo y seguimos recto. Una vez pasado el puente, un camino empieza a nuestra izquierda. Lo tomamos y así pasamos la fábrica IBARMIA que queda a nuestra derecha.
Vamos siempre de frente por el mismo camino. El camino hace una curva a nuestra derecha en ángulo de 90 grados, pero nosotros seguimos todo recto por una pista secundaria, que pasa por debajo de un puente. El camino nos lleva a cruzar al mismo tiempo el río y la carretera GI-631 por un puente. Seguimos siempre de frente y en 800 m vamos a volver a cruzar la carretera. Encontramos los primeros túneles, vamos a encontrar muchos más.
Siempre de frente por el mismo camino asfaltado, en paralelo a la carretera, llegamos a un nuevo puente que la cruza dos veces. Unos metros más allá, un nuevo puente sobre la GI-631. Seguimos siempre en el mismo camino, que vuelve a cruzar la carretera. Pasamos el pueblecito de Aizpurutxo, que queda a nuestra derecha. Siempre de frente, nuestro camino se encuentra con otro que sube desde la carretera. Nosotros seguimos de frente, buscando los caminos que siguen en paralelo a la carretera y un poco elevados sobre ella y el río. Más puentes y otro túnel nos esperan más adelante. Seguimos de frente y dejamos una cantera a nuestra derecha.
El camino se bifurca y vamos por la derecha, para ir paralelos a la carretera y al río Urola. Un nuevo túnel y nos acercamos a unas casas que quedan a nuestra izquierda. Otro túnel y nuestro camino desemboca finalmente en la carretera GI-631, que tomamos a nuestra izquierda (senda paralela), para acercarnos a la población de Urretxu. Siempre junto a la carretera, pasamos una depuradora de aguas y siguiendo siempre por el camino paralelo a la carretera, entramos en Urretxu y Zumárraga, después de cruzar el río. Estas dos poblaciones están separadas únicamente por el río Urola.
Que ver:
Azkoitia:
Población de más de 11.000 habitantes. Por estar tan cerca de Loyola, la propuesta al peregrino es que la descubra antes de salir en peregrinación, durante su tiempo de preparación personal en el Santuario de Loyola. Cerca de la plaza del ayuntamiento se encuentra la impresionante iglesia de Santa María la Real. También se encuentran algunas casas-torre medievales, como la de la familia de Ignacio. La torre de Idiakez o Etxe Beltza presenta un aspecto negruzco como consecuencia de un incendio sufrido en la Segunda Guerra Carlista. Esta población recibe el nombre de “cuna de la pelota vasca” porque aquí está muy arraigada la tradición de este famoso deporte vasco.
Santuario de Loiola:
Situado en el valle del río Urola, es un complejo arquitectónico que se construyó en torno a la casa torre de la familia de los Loyola.
Dos acontecimientos convierten a Loyola en centro de una continua peregrinación: el nacimiento de Íñigo López de Loyola en 1491 y su conversión en 1521.
El santuario está edificado en torno a la casa torre de la familia de los Loyola. Se trata de un edificio de los siglos XIV-XV dividido en una parte inferior de piedra, que evoca su pasado de fortaleza, y otra parte superior de ladrillo que representa la evolución a una casa palaciega.
La entrada:
Sobre la puerta se ve el blasón de los antiguos Loyola, compuesto por una olla colgada de una cadena y flanqueada por dos lobos rampantes.
Junto a la entrada observamos un conjunto de bronce, que representa la llegada de un Íñigo herido a su casa natal.
El hogar familiar:
Se divide en cuatro plantas que albergan lugares muy significativos en la vida de Íñigo. Siguiendo el recorrido marcado en los planos, al llegar a la Capilla de la Conversión conoceremos mejor al Íñigo que cambió su vida entregándose a Dios.
La planta baja:
Servía como almacén de aperos y bodega. Entre sus muros de casi dos metros de espesor, podemos recrear el pasado medieval de la familia.
Entre los siglos XIII y XV, los señores feudales llamados “parientes mayores”, se disputaban el territorio guipuzcoano.
Finalizado el conflicto, las torres de Gipuzkoa se transformaron en palacios, y los Loyola pasarán a la Edad Moderna. En este contexto de profundos cambios nace Íñigo López de Loyola.
La primera planta:
Nos muestra algunos espacios de la vida cotidiana de la casa, como la cocina, donde amos y criados convivían en torno al fuego del hogar.
Aquí se contaban las viejas historias del linaje y se iba trasmitiendo la cultura familiar, con valores como la fe cristiana, la fidelidad a la palabra dada y a la lealtad jurada y el sentimiento del honor.
La segunda planta:
Pertenece a la parte de la casa torre reconstruida en ladrillo. Es la planta noble, con las habitaciones de los señores, el oratorio, el comedor y el salón de honor.
En la habitación de la Señora de Loyola, Doña Marina Sáenz de Licona dio a luz en 1491 a su último hijo, Íñigo de Loyola.
El comedor:
Junto al oratorio se encuentra el comedor, espacio de la vida familiar cotidiana de los Loyola, así como el Salón de Honor, donde recibían las visitas.
En la estantería de este salón se conservan ejemplares de “La Vida de Cristo” y “Flos Sanctorum”, que Íñigo leyó mientras convalecía. Estas lecturas suscitaron en él un intenso deseo de seguir los pasos de Jesús yendo a Jerusalén.
La tercera planta:
Albergaba la habitación de los hijos y huéspedes. En ella fue operado Íñigo y estuvo a punto de morir.
Las lecturas abrieron ante Íñigo un nuevo mundo: el de las mociones de Dios que afectan a la forma de vivir. Poco a poco, Dios va enamorando a Íñigo, e Íñigo se va enamorando de Dios hasta entregarse a Él.
Todo esto fue aconteciendo entre junio de 1521 y febrero de 1522 en este ambiente, convertido para siempre en Capilla de la Conversión. Estamos en el corazón del Santuario de Loyola.
La basílica:
Es la parte central del edificio diseñado por el arquitecto italiano Carlo María Fontana. Desde el exterior se contempla una impresionante cúpula de 65 metros de altura, que aporta equilibrio a la fachada de 150 metros de longitud.
La primera piedra se colocó el 28 de marzo de 1689 y el edificio se inauguró el 31 de julio de 1738, fiesta de San Ignacio. Toda la obra, en la que trabajaron hasta 600 canteros, se realizó a base de grandes bloques de mármol extraídos del monte Izarraitz.
La cúpula:
Con un diámetro de veinte metros, alcanza los cincuenta de altura y sus nervios quedan reflejados en el diseño de las losas del pavimento.
En el arranque están representadas las virtudes de la Fe, Esperanza, Religión, Caridad, Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Sobre ellas se encuentran los escudos de los Austrias y los Borbones, patrocinadores de esta gran obra.
Los altares:
El altar mayor, de estilo churrigueresco, fue diseñado por Ignacio de Ibero y construido entre 1750-1757 con la técnica de la taracea (mármol incrustado en mármol).
En la parte superior destaca una estatua de San Ignacio de Loyola, realizada en plata, que fue ofrecida en 1758 por la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas.
El resto de altares están dedicados a San Francisco de Borja, San Francisco Javier, el Sagrado Corazón de Jesús, la Virgen del Patrocinio, San Pedro Claver y San Alonso Rodríguez.
El órgano:
Fue construido en 1889 por la casa francesa Cavaillé-Coll. Con sus tres teclados y 2172 tubos, es uno de los instrumentos que mejor conserva las peculiaridades del órgano romántico.
En la actualidad se utiliza en las celebraciones litúrgicas y en algunos conciertos, siendo una referencia por su calidad y estado de conservación.
Urretxu:
Población de unos 6.800 habitantes. En la calle Iparraguirre encontramos casas solariegas del siglo XVI bien conservadas y que conservan semejanzas en cuanto a su estructura y materiales utilizados (piedra sillar). Digna es de mención la iglesia de San Martín de Tours, edificio austero de piedra y madera que mezcla en su interior elementos renacentistas, góticos y barrocos. El ayuntamiento está ubicado en una antigua casa-palacio del siglo XVII. Urretxu ha sido declarado zona arqueológica protegida; su Museo de Minerales y Fósiles contiene más de 1.000 minerales catalogados y clasificados, así como numerosos fósiles procedentes de los cinco continentes.
Zumárraga:
Población de más de 10.000 habitantes. Tan sólo en 1660 logró el título de villa, empezando a ser independiente. En el siglo XIX, Zumárraga adquiere relativa importancia al implantarse la línea de tren Madrid-Irún. La magnífica iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se empieza a construir en el siglo XVI. Es un edificio de estilo gótico vasco con portadas, torre y retablo mayor barrocos. En la Plaza de Euskadi, en cuyo centro se halla la estatua del colonizador de Filipinas, Miguel López de Legazpi, se encuentra el edificio del Ayuntamiento, con el Urola a sus espaldas. No hay que perderse la enorme piedra que los hombres y mujeres arrastran en sus competiciones de fuerza.
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