Una bañera de hojas secas

Una bañera de hojas secas de Marta González Novo, 2023.

Un tema del que hay que escribir y dar a conocer. Muy importante la divulgación del maltrato psicológico y la esperanza para las víctimas que lo sufren, como la propia reseña de la novela dice: ¿Qué sucedería si la historia de amor perfecta se convirtiera en el peor infierno? Rebeca es una mujer soltera de casi cuarenta años, con un trabajo de éxito y una situación económica desahogada. En un recital de danza, en París, conoce a un hombre con el que inicia una relación amorosa rápida e intensa que poco después se convertirá en un tormento, en una pesadilla de la que Rebeca le cuesta liberarse pues esta hipnotizada por las formas tan sutiles que utiliza su maltratador. Esta angustia y tortura vinieron sin aviso y la protagonista cegada por amor no era consciente de la realidad, sintiendo una culpa monumental que se añadía a su martirio. El marido intachable se transforma en un abusador que pasa a vejarla y minarle la seguridad en sí misma.

Marta González relata en Una bañera de hojas secas el machismo constante, exhibiendo los resortes que utiliza el maltratador psicológico, describiendo temas despiadados, crueles y duros, pero dejando un hilo de esperanza que puede servir para animar a denunciar estas situaciones a otras mujeres. Al final, lo que salva a la protagonista de Una bañera de hojas secas es el recuerdo del amor y la felicidad que ha vivido desde pequeña, y también la responsabilidad de proteger a sus tres hijos, a los que no puede dejar desamparados y en manos del maltratador sádico y narcisista.

Una bañera de hojas secas ha sido creada basándose en historias reales de mujeres que la autora ha entrevistado incluso en historia propias, la propia autora ha dicho que su abuela Concha Agustí (Curiosamente el mismo apellido que la protagonista, Rebeca Agustí), fue víctima de esa violencia psicológica, e incluso física, que es el asunto central de la historia, pero no tuvo ni los medios, ni la salud, ni un entorno favorable que hubiera podido protegerla de un depredador de estas características.

Me ha encantado la estructura de la novela, los retrocesos en el tiempo, la introducción de los capítulos con los mensajes de móvil y las citas. Al mismo tiempo que Rebeca Agustí, la protagonista, nos va contando su maravillosa historia de amor con su maltratador, se van insertando en el relato una serie de capítulos intermedios que nos muestran instantáneas o fotos fijas de su maldad, en forma de mensajes o comportamientos futuros, que muestran un auténtico acoso y maltrato psicológico totalmente aterradores.

La propia autora ha explicado que, en el proceso de documentación y preparación de la novela, las propias víctimas le han relatado, sus otras pesadillas añadidas al maltrato. Por ejemplo, le han detallado cómo la fiscalía especializada en violencia de género no está todavía a la altura de lo que debería estar; que hay fiscalas que, en un juicio, no entienden cómo una mujer policía puede ser víctima de malos tratos; o que hay jueces especializados en violencia de género que preguntan cómo puede ser que una mujer acuda a denunciar cuando ya han pasado ocho años de los hechos. "La administración pública ha aprobado el 'título habilitante como víctima de violencia de género'. Pues bien: hay fiscalas especializadas en violencia de género, y esto me lo han contado los abogados y abogadas de estas mujeres víctimas, que no saben lo que es ese título".

Una primera gran novela que presagia una fructífera carrera para esta gran periodista a la que podemos seguir todos los mediodías en Hoy por hoy Madrid en la Cadena SER.



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