Se presentan mil kilómetros por delante y una manera diferente de visitar la fachada atlántica española. Hoy vamos a atravesar el primer curso fluvial, el Guadalquivir (al wadi al qabir, el río grande).
Sevilla embruja y lanza cantos de sirena para invitar al viajero a que se quede. Parque de María Luisa, la plaza de España, el minarete de la Giralda, la perfecta Torre del Oro, la traviesa Triana, el retablo de la catedral, el tapeo en el barrio de Santa Cruz.
Muchas cosas para una sola tarde en Sevilla.
La primera de las maravillas de la travesía es Itálica, la primera ciudad Romana levantada en la Península Ibérica, hace dieciocho siglos. El anfiteatro pensado para que 25.000 personas acudieran a espectáculos, las murallas, las termas, los acueductos, el teatro, las domus con pavimentos que muestran lechuzas, abejarucos, cisnes, patos, urracas, desgraciadamente la visita no era posible el día de mi paso
Ruta Wikiloc y perfil:
La ruta es correcta, pero la gráfica y la duración no, el teléfono o la aplicación (llevaba un teléfono nuevo, luego he sabido que hay que conceder permisos algo diferentes) no lo han registrado correctamente.
Mi ruta:
Mi gráfica:
La ruta que seguí y su gráfica:
Itinerario:
Salimos de nuestro hotel en Sevilla, hasta cruzar el Puente de Isabel II, más conocido como el puente de Triana, para acceder al popular barrio de Triana. Lo recorremos por las calles San Jorge, Callao y Castilla, donde se encuentra la Capilla del Cachorro. Unos metros más adelante hay un quiosco y, a su derecha, una rampa y unas escaleras por las que se accede a la autovía.
Cruzamos y, tras bordear una rotonda, bajamos hacia un aparcamiento y cruzamos un puente peatonal sobre el Guadalquivir. Continuamos por un camino paralelo al Guadalquivir con la indicación de ‘Río’, en algo más de un kilómetro y medio, a la altura de unas casas antiguas, del siglo XIX y conocido como Cortijo de Gambogaz, las flechas abandonan el río y se internan por una senda a mano izquierda.
Avanzamos por este camino, teniendo como referencia Camas y el Cerro de Santa Brígida, situados a nuestra izquierda. Hay que pasar bajo la A-66, conocida como la Autovía de la Plata, un par de veces y, entre medias, bajo el puente del ferrocarril. A lo lejos ya se puede observar la estructura del Monasterio de San Isidoro del Campo, cisterciense del siglo XIV, situado a la entrada de Santiponce.
Más de kilómetro y medio por el pueblo hasta la entrada al Conjunto Arqueológico de Itálica, justo en frente he almorzado. Las ruinas y el anfiteatro de esta ciudad romana, fundada en el 206 a.C. y cuna del emperador Trajano, bien merecen una visita, el resto estaba cerrado y el día lluvioso no invitaba a la visita. Itálica supondrá para los peregrinos el primer hito romano de la Vía de la Plata. La etapa continúa por la A-8079, carretera secundaria sin arcén por la que transitamos algo más de un kilómetro, bastante peligrosa.
Llegamos a una rotonda, cruzamos la N-630 y seguimos en dirección a La Algaba pasando bajo la autovía. Sólo unos cientos de metros porque las flechas se desvían a la izquierda y continúan por una amplia pista de servicio de Emasesa (Empresa Metropolitana de Abastecimiento de Agua de Sevilla). Se trata de una recta sin fin entre campos de algodón, que tras cuatro kilómetros se topa con el cauce del Arroyo de los Molinos. La zona esta muy embarrada y hay que ir eligiendo la mejor forma de sortear los charcos.
Tras superar el arroyo, con Guillena ya en el horizonte, continuamos en línea recta por la pista. Pasados tres kilómetros y medio giramos a la derecha al llegar a un inmenso campo de cultivo y dos kilómetros más adelante salvamos el cauce del arroyo Galapagar para presentarnos en Guillena.
Me alojo en el Hostal Bar Francés.
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