Etapa 2: Camí de Sant Jaume: Vilabella - El Pla de Santa Maria

Cami de Sant Jaume: Etapa 2 Vilabella - El Pla de Santa Maria. 22,58 km.

Etapa realizada el día 24 de Septiembre de 2021.
Dejaremos el coche en el Pla de Santa María y de aquí nos desplazamos a Vilabella, con el otro coche.

Perfil de la Etapa:


Sin elevaciones importantes, 134 m, 254 m en Vilabella, 388 m. en El Pla de Santa Maria

Recorrido:
km 0: Vilabella
Salimos de Vilabella por la carretera y tras recorrer 200 m, justo Cuando se termina una hilera de árboles, tomamos una pista a mano derecha entre dos fábricas. La pista, en buen estado, nos conducirá sin pérdida a Bràfim entre olivares y viñedos. Entraremos a Bràfim por la avenida Catalunya.






km 2,8: Bràfim

Saldremos de Bràfim por la calle de Avall. La pista recorre el valle del Gaià en sentido ascendente. Cruzaremos la carretera C-51 y veremos, justo ante nosotros, un pequeño sendero escondido. Lo tomaremos, siguiendo la dirección en que veníamos, y nos llevará a cruzar la autopista AP-2 por un túnel. Pasamos junto a una masía y tomamos un sendero que, entre campos, nos llevará hasta la entrada de Vila-rodona.






km 8,1: Vila-rodona
Salimos de Vila-rodona por la avenida del Alt Camp, dejando atrás huertos y granjas. La pista, de bajada, nos conducirá hasta el río Gaià. Es un tramo sumamente hermoso. Andamos entre una vegetación muy densa y húmeda y tendremos que cruzar el Gaià un par de veces por unas pasarelas bien habilitadas. El río, en este tramo de pequeños meandros, baja vivo y alegre. Seguimos un sendero bien marcado hasta la carretera de Aiguamúrcia. La seguimos a la derecha y cuando hallamos el primer grupo de casas giramos a la derecha. Seguimos por calles estrechas y cruzamos el pueblo hasta hallar el cruce de la carretera a Santes Creus.










km 11,1: Aiguamúrcia
Salimos del pueblo y seguimos la carretera hacia Santes Creus. Andamos por la carretera unos 2 km, siguiendo el curso ascendente del Gaià. Justo antes de entrar a Santes Creus pasamos por la Alameda de Santes Creus, espacio catalogado de interés natural por la Generalitat de Cataluña y única alameda de bosque de ribera de toda Cataluña. Llegamos a Santes Creus. A nuestra derecha se halla la entrada al conjunto por la Porta Reial, y a nuestra izquierda, la calle principal de la población, con bares y la bodega cooperativa.




































km 13,3: Santes Creus
Salimos de Santes Creus siguiendo la carretera TV-2006 en dirección a Vilarodona. En la segunda desviación que hallamos a mano derecha, tomamos el camino siguiendo el GR-172 en dirección al collado de Les Forques. Seguimos el camino de El Pla de Santa Maria a Santes Creus y Aiguamúrcia y proseguimos por la ancha pista que cruza las llanuras de Santes Creus. Este camino nos conducirá sin pérdida posible hasta el puente que cruza la autopista AP-2 para dirigirse a continuación a El Pla de Santa Maria.

 






km 20,2: El Pla de Santa Maria

Que ver:

Nos dirigimos hacia Bràfim desde Vilabella, entramos a Bràfim por la larga avenida Catalunya, el antiguo camino que cruzaba el pueblo. Este se estructura en torno a sus dos ejes principales: la calle de Avall y la calle Major. El escudo del pueblo tiene el bastón y la calabaza típica del peregrino.


Entre los elementos patrimoniales notables de Bràfim destaca la Casa de la Vila, situada delante de la iglesia. Es obra del prestigioso arquitecto modernista Cèsar Martinell, muy conocido por haber proyectado numerosas bodegas. Se trata de un edificio sobrio y noble. Destaca asimismo la iglesia parroquial de Sant Jaume, de estilo gótico tardío y barroco, construida en el siglo XVII. El templo, de fachada austera, guarda un precioso retablo barroco y un magnífico órgano fechado en 1730.

A las afueras del pueblo, a unos 300 metros en dirección sureste, se halla el santuario de la Mare de Déu de Loreto, situado en la colina de

Puigrodó. El templo, construido entre 1889 y 1892, es de estilo neorrománico.

El santuario se erige sobre una ermita primitiva del siglo xvii que se utilizó a lo largo de 225 años (1664-1889) y que había sido edificada para albergar la imagen de la Virgen que el sacerdote Pere Còdol había traído de una peregrinación a Roma. Pese a su aspecto renovado, la iglesia acoge un magnífico conjunto de vitrales. El lugar dispone de una agradable zona de ocio y recreo, con mesas para comer, donde el peregrino podrá reposar un buen rato antes de volver a emprender el camino.

En Vila-rodona el peregrino llega al pueblo con la vista puesta en el castillo que domina la población y en el que destaca una torre de planta cuadrada y ángulos redondeados. A las afueras del pueblo, en dirección sur, se halla un columbario romano recientemente restaurado. Era un edificio funerario donde se depositaban las cenizas de los difuntos, repartidas en varios nichos interiores. Data del siglo I d.C. La iglesia de Santa Maria es un amplio edificio barroco, del siglo XVIII, que se construyó sobre un templo románico anterior. Es de planta de cruz latina con cimborrio y campanario coronado por dos torres octogonales. Destaca también la bodega, obra de Cèsar Martinell, que se puede visitar todos los días de la semana, excepto el domingo, en horario comercial.

El pueblecito de Aiguamúrcia es el núcleo más importante de un municipio que agrupa otros núcleos: L’Albà, Les Pobles, El Pla de Manlleu, Les Ordres y Santes Creus. Situado en la orilla derecha del río Gaià, Aiguamúrcia es una agrupación de casas a lado y lado de la antigua carretera a Santes Creus. Destaca por su humilde sencillez, propia de una población que ha crecido a lo largo del antiguo camino real y ha mantenido hasta nuestros días una armonía perfecta con su entorno, poblado de viñedos y bosques de ribera del Gaià.

Santes Creus es el primero de los tres monasterios cistercienses que visitaremos a lo largo de este ramal del Camino Catalán. Santes Creus nace en espíritu en 1150, pero sus continuas ampliaciones y remodelaciones se prolongan hasta el siglo XVIII. El conjunto, de distintos períodos y estilos artísticos, es realmente espectacular; no en vano constituye una de las cumbres representativas de la Edad Media en Cataluña, al menos entre las reliquias y vestigios de las comunidades monásticas. El caminante llega a Santes Creus pasando por delante de la Alameda de Santes Creus, el único ejemplar en Cataluña de este tipo de bosque de ribera. Si seguimos hacia la derecha, podremos entrar en el recinto de Santes Creus, una sagrera (‘sagrado’) donde se agrupaban viviendas de campesinos alrededor de la iglesia. Para entrar en el recinto, primero tendremos que pasar por debajo de la Porta Reial o Porta de l’Assumpta, fantástica portalada barroca que data del siglo XVIII. La entrada por la Porta Reial, con el monasterio en segundo plano, constituye una imagen idílica. Nada más pasar la portalada, resulta cautivadora la imagen de

la fachada principal de la iglesia, con la fuente de Sant Bernat en primer término. El conjunto, con las casas a lado y lado, produce la sensación de una avenida señorial hasta la escalinata de la iglesia. Los edificios de la plaza están adornados con bellísimos dibujos en las fachadas. Antiguamente, algunos de ellos alojaban servicios auxiliares del monasterio. La iglesia se inició en 1171, pero no fue hasta el siglo xiv cuando se concluyó en su totalidad.La fachada principal, coronada por almenas, data del siglo XII y presenta una portalada románica con un gran ventanal gótico. La planta es de cruz latina y queda cerrada por detrás del altar y del retablo mayor con un gran rosetón. Asimismo, tiene tres robustas naves y cinco capillas abaciales; muy cerca del altar mayor se localizan las tumbas de Pedro III de Aragón (s.xiii), por un lado, y de Jaime II y Blanca de Nápoles (s.xiv).El cenobio, convertido en panteón real por el primero de estos monarcas, se fortificó durante los siglos XIV y XV. Además, la iglesia posee una pequeña capilla de fachada románica encarada a dos claustros, uno de estilo gótico y otro románico. El gótico destaca por la riqueza iconográfica de sus capiteles. En torno a este claustro hallamos las dependencias que sirven de dormitorio. El otro claustro, de estilo románico, es mucho más sobrio. A su alrededor están la cocina, el refectorio y el Palacio Real, construido por orden de Pedro III de Aragón en 1280.También junto al claustro románico hallamos la pequeña capilla románica de la Trinitat, la primera iglesia que tuvo el monasterio. El monasterio de Santes Creus dispone de unos cuantos servicios en las calles de su entorno para pernoctar o hacer un alto en el camino. En cualquier caso, antes de abandonar definitivamente el monasterio y sus alrededores pasaremos por la bodega cooperativa de Santes Creus y por el crucero, fechado en el siglo xiv pero reconstruido en el siglo xx.Una vez iniciado el camino de subida en dirección a El Pla de Santa Maria, merece la pena detenerse brevemente y darse la vuelta por última vez para contemplar el monasterio que dejamos atrás. Santes Creus visto desde la distancia es aún más espectacular y hermoso.

El Pla de Santa Maria es un pueblo estructurado en torno a su vía principal, la calle Major. Su término formó parte originariamente del castillo de Cabra y estaba poblado ya a mediados del siglo xii. Por ello, durante mucho tiempo El Pla de Santa Maria se llamó El Pla de Cabra. Del pueblo destaca la iglesia de Sant Ramon, uno de los ejemplos más interesantes del románico de la comarca. El templo, construido a principios del siglo xiii, es de una sola nave, ábside semicircular y amplio crucero, y posee una portalada bellamente esculpida, con ocho columnas a cada lado, y un notable rosetón en la fachada de poniente. Se restauró en los siglos XVIII y XIX y fue declarado monumento histórico-artístico en 1951. La actual iglesia parroquial de Santa Maria se edificó en 1777 y constituye un ejemplar notable de la época barroca. Está coronada por una gran cúpula y un gran campanario de planta cuadrada y torreón octogonal. Si damos una vuelta por la calle Major, podremos observar los portales medievales que cerraban la villa amurallada y varias casas solariegas y portaladas de piedra. También se conservan algunas fachadas con esgrafiados geométricos de los siglos XVII y XVIII, como en Cal Rubinat, Cal Llovereta, Cal Rosell o Cal Mitger.

El dato:




Resto de entradas:
Introdución











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