Etapa 1: Cami de Sant Jaume: Tarragona - Vilabella

 Cami de Sant Jaume: Etapa 1: Tarragona - Vilabella 18,8 Km.

Etapa realizada el día 17 de Octubre de 2020.

Dejamos el coche en Vilabella y nos dirigimos con el otro hasta el aparcamiento del cementerio de Tarragona. Son unos 22 km, 22 minutos.

Perfil de la Etapa:

Sin elevaciones importantes.


Recorrido:

Km 0: Tarragona

Tomamos el GR-172 en dirección al santuario del Llorito. Pasamos sobre la autopista AP-7 y junto a la urbanización Mas de Panxer.

Seguiremos por la urbanización Els Manous y la cruzamos siguiendo la calle de Les Cisternes. Aún quedará otra urbanización por cruzar, La Bonaigua, que atravesaremos por las calles de la Mercè y Forn de Saldo. Al terminar la calle empieza el camino que nos conducirá a El Catllar.

Km 8,6: El Catllar

Salimos de El Catllar por la calle de la Font y seguimos por la orilla del río Gaià. Pasaremos junto a una antigua fábrica actualmente abandonada. Cruzamos una vía de tren abandonada y posteriormente la vía del AVE por debajo de un túnel, cerca de una hermosa  construcción de piedra seca. Tomamos el primer camino a la izquierda y lo seguimos entre márgenes de piedra seca. Se trata de una zona por la que resulta bastante agradable caminar. El recorrido pasa muy cerca del pantano del río Gaià, aunque nunca llegamos a verlo.

Km 15,6: Renau

Salimos del hermoso pueblecito de Renau siguiendo la carretera de Vilabella. A partir de ahora, el paisaje que veremos varía bastante y durante muchos kilómetros nos acompañará la armonía de los viñedos. Seguiremos en todo momento el antiguo camino de Vilabella. A poco menos de 2 km, cruzaremos la vía del tren Barcelona-Lleida y ya desde aquí vemos la entrada a Vilabella. Ya estamos en la comarca del Alt Camp.

km 18,8 Vilabella


Que ver:

El camino se inicia en la Catedral de Tarragona, como nosotros ya conocemos Tarragona optamos por dejar el coche a las afuera y evitar tardar en aparcar y perder tiempo, lo dejamos en el aparcamiento del cementerio, son 800 metros, evitamos así pérdida de tiempo y algo de asfalto. Cuando dejamos atrás Tarragona, el itinerario transcurre entre urbanizaciones e infraestructuras. No obstante, poco a poco el camino nos permite vislumbrar la esencia del paisaje mediterráneo, con senderos que transcurren entre muros de piedra seca, olivos y viñedos.









Cuando llegamos a El Catllar, entramos en el auténtico Camp de Tarragona. Pese a sentir la proximidad del mar, no hay nada que nos recuerde que hemos dejado atrás una ciudad portuaria de la importancia de Tarragona. Antes de llegar a la población, el peregrino ve el imponente castillo de El Catllar, enclavado sobre roca. Declarado Bien Cultural de Interés Nacional, está fechado entre los siglos XIII y XV .Del conjunto fortificado se conservan parte de las murallas, adaptadas al relieve del terreno, y dos torres rectangulares, una en cada extremo, con troneras, pequeñas ventanas y vestigios de elementos defensivos. El puente de piedra sobre el foso es del siglo XVI.

El Catllar creció bajo la fortificación y desde el siglo XIV la población estaba cercada por las mismas casas que hacían de muralla. La construcción del arrabal data del siglo XVII.

Una vuelta por el interior del pueblo nos llevará ante la iglesia de Sant Joan Baptista (s.XVIII). Saliendo del pueblo, al lado del camino, los peregrinos pasan muy cerca de la Agulla (s.XVIII), una curiosa construcción de piedra, estrecha y alargada, relacionada con el antiguo suministro de agua a la población, que se ha convertido en uno de los símbolos de El Catllar.




Continuamos hasta Renau, la pequeña aldea de Renau es uno de los lugares con más paz de esta primera etapa de la ruta. La placita del pueblo invita a descansar dejándose cautivar por el armonioso y humilde conjunto arquitectónico que forman la iglesia y las casas del pueblo, rodeadas de viñedos. Con toda seguridad, será un recuerdo que perdurará en la memoria del peregrino.

Renau tiene su origen en el siglo XII, en un antiguo castillo que se demolió en1876 para abrir la plaza de la Iglesia. No se han conservado muchos restos, solo algunas de las casas de la plaza conservan arcadas y vestigios de la época gótica que debieron formar parte de las dependencias del castillo.

La iglesia parroquial de Santa Llúcia (s.XVIII) se halla en uno de los laterales de la plaza donde estuvo el antiguo castillo. Es probable que, originalmente, fuera la capilla del mismo. El edificio actual es fruto de la reforma y ampliación que se llevó a cabo entre 1746 y 1756. De esa época son la cabecera, las capillas laterales, la cubierta y el portal. El campanario se añadió en el siglo XIX, aunque fue incendiada en 1936 y perdió sus altares y gran parte de su valioso mobiliario litúrgico, aún conserva una imagen gótica y una cruz procesional de plata del siglo XVII.











Entre Renau y Vilabella entramos en la comarca del Alt Camp, donde predomina el cultivo de la vid, lo cual configura distintos paisajes según la época del año en que recorramos el Camino. Esta actividad agrícola milenaria, tan arraigada en el Mediterráneo, es el eje de la vida de Vilabella. Tanto es así, que su primer gran incremento de población, a mediados del siglo XIX, se debió al desarrollo de la industria del vino.






Vilabella es un pueblo recogido y bien compactado dentro de las antiguas murallas, una muestra de las cuales es el arco de medio punto que forma el portal de Sant Pere. Destaca la iglesia de Sant Pere, de estilo neoclásico, construida durante la segunda mitad del siglo XIX. El templo alberga una fantástica colección de pintura religiosa de las escuelas catalana, española, italiana y flamenca de los siglos XVI al XIX, con un total de 110 cuadros.

Para el peregrino que desee formarse una idea más completa del mundo rural catalán, resulta interesante la visita al Museo Etnológico del Camp, situado a la entrada de la rectoría de Vilabella, al lado de la iglesia de Sant Pere. Allí se exponen numerosos elementos relacionados con la vida en el campo.




El dato:


Resto de entradas:
Introdución




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